Política | 25/04

Llegó a Roma sin verlo

Milei no llegó a tiempo al adiós del Papa Francisco y priorizó un acto libertario en Buenos Aires

Mientras cerraban el féretro del primer Papa argentino, el Presidente premiaba a un economista afín y disparaba contra el Estado; recién después viajó a Roma, sin agenda oficial.

Javier Milei finalmente aterrizó en Roma, pero su “devoción” no alcanzó para llegar a tiempo al último adiós del Papa Francisco. Mientras en la Basílica de San Pedro se cerraba el féretro del primer pontífice argentino, el Presidente estaba en Buenos Aires premiando a otro economista libertario y lanzando frases grandilocuentes contra el Estado.

El mandatario voló a Italia para asistir al funeral de Estado, pero llegó tarde: cuando quiso apurarse, el cajón ya estaba cerrado. La ceremonia fue encabezada por el cardenal Kevin Joseph Farrell y puso fin a las últimas posibilidades de despedida pública del Papa por parte de los fieles. Más de 200 mil personas habían pasado desde el lunes para darle el último adiós al pontífice.

Milei, que ahora asegura que Francisco es “el argentino más importante de la historia”, no hizo lugar en su agenda para llegar a tiempo. En cambio, se quedó en la fundación de sus amigos los Benegas Lynch, participando de un acto donde la ESEADE le entregó un doctorado honoris causa a Jesús Huerta de Soto, un economista español que comparte su visión libertaria.

Desde allí, volvió a cargar contra el Estado, prometió más ajustes y dejó frases como: “Obviamente que todos los stalinistas que hay acá no lo van a entender” o “a mí no me importa la lógica en la política, lo que a mí me importa es devolverles la libertad a los argentinos”.

El contraste fue brutal: mientras el mundo despedía al líder espiritual de millones, el Presidente argentino priorizó una cátedra libertaria y un premio simbólico, para después volar sin pena ni gloria a un funeral donde ya no se puede ver al Papa.

Ah, y por cierto: no tiene agenda oficial en Roma, más allá de estar presente en el funeral. Parece que eso de “el argentino más importante de la historia” tenía letra chica.

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