

El presidente Javier Milei llegó a Moreno a vender su discurso de “libertad” y “república”, pero lo primero que entró al predio no fueron vecinos ni militantes: fueron decenas de encapuchados. No tenían banderas, ni pecheras partidarias, ni panfletos. Lo único que llevaban era la complicidad de la Policía Federal, que los dejó pasar como si fueran invitados VIP a un recital privado.
"AUTOATENTADO"
— Tendencias Mundiales (@porqetendencias) September 3, 2025
Porque llegaron 100 personas encapuchadas y con la cara tapada al acto de Javier Milei y misteriosamente la seguridad presidencial los dejó pasar sin hacer preguntas pic.twitter.com/d2pu3Ordcd
Las cámaras de TN y C5N mostraron el ingreso en tiempo real: hombres con buzos, camperas, capuchas y gorras tapándose la cara. Todo lo contrario a la épica de la transparencia que Milei vende a gritos en cadena nacional. La puesta en escena libertaria terminó pareciendo una interna de barras en la tribuna de La Bombonera.
La intendente de Moreno, Mariel Fernández, ya había olfateado el tufo. Denunció que se estaban ofreciendo billetes para inflar la convocatoria y que hasta habían convocado a barrabravas de otros distritos.
El psicótico que grita contra la “casta” terminó organizando un acto con la misma logística que una hinchada acarrea micros: encapuchados, barras, plata de por medio y una policía que mira para otro lado.
Como adelantamos desde Agencia NOVA, el fantasma del autoatentado flota cada vez más fuerte sobre el show libertario. El lugar elegido para el acto, el Club Atlético Villa Ángela, es un predio con calles de tierra, sin iluminación y sin mínimas medidas de seguridad.
Un escenario perfecto para el caos calculado: dejar que algo “pase” y así mutar de victimario a víctima en la narrativa pública. Porque claro, nada tapa mejor los escándalos de coimas en la ANDIS o la denuncia de barras pagos que una buena foto de Milei haciéndose el perseguido.
La versión que corre es clara: crear disturbios controlados para victimizarse y resetear la agenda mediática. El operativo de seguridad fue tan desproporcionado como sospechoso: vallados por todos lados, camiones de asalto de la Federal y despliegue de Casa Militar, todo en un club que apenas tiene baños químicos.
El gobernador Axel Kicillof se sacó la careta y lo dijo sin vueltas: “Hago responsable a Milei de cualquier hecho de desorden o violencia que pueda producirse. Hace falta responsabilidad y apego a la democracia, dos cualidades que le faltan a este presidente”.