Política | 03/06

Desprecio oficial a la construcción

Milei no apareció y el Gobierno dejó plantados a los empresarios del sector

En la Convención de Camarco, la Casa Rosada brilló por su ausencia mientras la obra pública se desmorona: celebran el parate de proyectos, avanzan con privatizaciones y dejan al borde del abismo a miles de trabajadores.

No apareció ni el prescindente Javier Milei, ni Luis Caputo, ni siquiera un funcionario de segunda línea. El Gobierno nacional le pegó un portazo a los principales empresarios de la construcción del país, esos mismos que construyen rutas, escuelas, hospitales y viviendas.

En la Convención de la Cámara Argentina de la Construcción (Camarco) número 70, el vacío del Ejecutivo fue total. Los empresarios, desesperados por sobrevivir en un contexto de ajuste brutal, intentaron tirar propuestas, ideas, hasta plegarias.

Pero la respuesta fue clara: no hay lugar para ustedes en el delirio anarco capitalista de Milei. Mientras el país necesita rutas, conectividad, infraestructura y laburo, el gobierno optó por dinamitar todo. Literalmente.

Luis Giovine, un secretario de Obras Públicas que parece salido de un sketch, fue el único enviado del gobierno. ¿Qué hizo? Festejó. Aplaudió la caída del 70 por ciento de la obra pública, celebró el freno de 1648 proyectos y se mostró orgulloso de un modelo que deja a miles de trabajadores sin sustento.

Lo peor es que el relato libertario ni siquiera resiste el menor análisis técnico: el 75 por ciento de las obras necesarias en el país no son rentables para el sector privado, porque no hay forma de recuperar la inversión solo con peajes o tarifas. 

La construcción se desploma, 5000 empresas desaparecieron, el dólar arrastró los costos al doble, y la vivienda privada está paralizada. Pero el "modelo" avanza: rutas concesionadas a futuro, promesas vacías, y una cláusula para ajustar peajes con inflación. 

El delirante presidente privatiza el corredor vial que conecta con Brasil y Uruguay

Javier Milei sigue ejecutando su plan más coherente hasta ahora: vender todo lo que encuentra sin preguntar, sin calcular, y sin que le importe un carajo el impacto. Ahora le tocó el turno a las rutas del Litoral. Bajo el rótulo pomposo de "Ruta del Mercosur", el psicótico del poder decidió abrir una licitación para privatizar uno de los corredores más estratégicos del país.

Sí, ese que conecta a Argentina con Brasil y Uruguay, y por donde se mueve buena parte del comercio regional. Ahora lo manejarán privados. 

A través de una resolución del Ministerio de Economía, esa dependencia que ya no sabe si hace economía o marketing para ricos, el gobierno anunció la licitación de más de 700 kilómetros de rutas nacionales que cruzan Entre Ríos, Corrientes y Santa Fe.

¿El modelo? Obra pública por peaje, o sea: vos pagás, ellos ganan. Todo con la excusa de atraer “inversores”. Traducido: empresas que te van a exprimir en cada cabina y que, si pueden, no van a poner ni un solo cono de seguridad. Pero eso sí, van a “desarrollar actividades complementarias”, como si la banquina necesitara un Starbucks.

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