
Política | 27/05
Ajuste sin anestesia
Milei ataca al Garrahan y al Conicet: recortes brutales en salud infantil y ciencia
El hospital pediátrico entra en paro total y el sistema científico agoniza tras despidos masivos y un presupuesto prácticamente inexistente. La motosierra libertaria ahora apunta contra el futuro del país.

La motosierra de Javier Milei no para, y esta vez apunta directo a dos pilares del país que el trastornado libertario desprecia profundamente: la salud pública infantil y la ciencia nacional.
Masiva asamblea en el Garrahan resuelve un paro DE TODO EL PERSONAL para el próximo jueves y sumarse a la movilización hacia el Ministerio de Salud de residentes. Es una pelea a todo o nada porque el gobierno quiere liquidar al principal hospital pediátrico del país pic.twitter.com/gOVtmkDXBx
— Ale Lipco (@Aleplipco) May 27, 2025
Como si quisiera competir con una pandemia en capacidad de destrucción, el hombre papada celebra cada recorte con la euforia de un maniático. Pero la realidad explota en las calles: el Garrahan para, el Conicet resiste y la sociedad empieza, por fin, a darse cuenta de que este tipo no está bien.
El Hospital Garrahan, sí, el principal centro pediátrico del país, donde se atienden miles de niños por día sin importar su situación económica, entra en paro total este jueves.
No es por capricho: los residentes ya venían de paro por tiempo indeterminado porque sus sueldos no alcanzan ni para un alquiler. Un enfermero con una década de experiencia gana menos de 900 lucas.
Mientras tanto, los científicos que todavía no se fueron a otro país (porque no todos tienen el pasaporte a mano), se agrupan con volantes inspirados en El Eternauta para denunciar lo obvio: Milei está matando la ciencia.
No solo se ejecutó un mísero 15 por ciento del presupuesto, sino que más de 4.000 personas ya perdieron su laburo en el sistema científico. El CONICET, el INTI, el INTA y hasta la CNEA están siendo desmantelados como si fueran kioscos quebrados.
Este nivel de sadismo presupuestario no se veía desde el 2001, pero con más cinismo y un presidente que cree que los pobres son vagos, los científicos “ñoquis” y los hospitales “gasto público”. Lo más ridículo es que se llenan la boca hablando del futuro, pero están haciendo todo lo posible para que el futuro se suba a un avión y no vuelva nunca más.
Los científicos no solo reclaman por salarios o recursos, están defendiendo el derecho del país a pensar, a investigar, a curarse con conocimiento propio. Y eso, claramente, es una amenaza para un gobierno que sólo ve planillas de Excel y que prefiere que todo el país funcione como TikTok: rápido, hueco y adicto a gritar.
No es una exageración: el libertarismo de Milei es un proyecto de país sin hospitales, sin ciencia y sin cerebro. Lo está cumpliendo al pie de la letra. El problema es que los que pagan el precio no son los CEOs ni los libertarios de Twitter, sino los pibes que necesitan una cama en el Garrahan y los científicos que no pueden seguir investigando porque no tienen ni para reactivos.
