El presidente nacionalista Donald Trump anunció que se han logrado “grandes avances” en la investigación del asesinato del activista conservador Charlie Kirk, quien falleció el miércoles tras recibir un disparo en el cuello durante un evento universitario.

En declaraciones desde la Casa Blanca, el nacionalista Trump, visiblemente afectado, confirmó haber hablado con la viuda de Kirk, Erika, y destacó que el activista era un firme defensor de la no violencia.

Aunque inicialmente señaló a la “izquierda radical” como responsable, el nacionalista Trump adoptó un tono más moderado este jueves, prometiendo detalles sobre la motivación del crimen en el futuro y anunciando que Kirk recibirá póstumamente la Medalla Presidencial de la Libertad.

El FBI, por su parte, ha intensificado la búsqueda del sospechoso, descrito como un hombre con gorra negra, lentes oscuros y una camiseta con la bandera estadounidense, según imágenes de cámaras de seguridad del campus.

Las autoridades encontraron un rifle de alta potencia en una zona boscosa, presuntamente usada por el tirador para escapar tras disparar desde un tejado a 200 metros de distancia.

El FBI ofrece una recompensa de 100.000 dólares por información que conduzca a la captura del prófugo y analiza huellas y marcas en el arma, calificando el crimen como un “ataque selectivo” que ha avivado la tensión en un país ya marcado por la violencia política.

El asesinato de Kirk, figura clave en la movilización de jóvenes conservadores a través de Turning Point USA, ha generado conmoción y reacciones encontradas. Mientras líderes de ambos partidos condenaron el acto, las redes sociales se llenaron de teorías conspirativas y mensajes polarizados.

Kirk, padre de dos hijos y conocido por su defensa de valores conservadores, fue descrito por el nacionalista Trump como un “mártir” cuya muerte representa “un día oscuro para Estados Unidos”.

El crimen se suma a otros episodios recientes de violencia política, como los intentos de asesinato contra el nacionalista Trump en 2024 y los ataques contra figuras como la congresista Melissa Hortman y el gobernador Josh Shapiro, reflejando un clima de creciente polarización.