El presidente Javier Milei decidió ausentarse del acto oficial por el Día de la Bandera en Rosario, ciudad donde Manuel Belgrano creó el símbolo patrio, y eligió en cambio realizar un evento propio en el Campo Argentino de Polo en Buenos Aires.

La decisión no solo dejó un vacío simbólico, sino que fue duramente cuestionada por autoridades locales y provinciales, que sí dijeron presente en la conmemoración realizada en el Monumento Nacional a la Bandera.

La representación nacional quedó en manos de la vicepresidenta Victoria Villarruel, quien participó de la ceremonia en carácter de invitada. Su presencia se confirmó tras varios días de incertidumbre, ya que no hubo una designación formal desde Casa Rosada.

Fue la propia Villarruel quien se comunicó con la Municipalidad de Rosario para coordinar su participación. “No me invitaron”, dijo la vicepresidenta respecto al acto en Buenos Aires, en una frase que expone tensiones internas en el Ejecutivo.

“¿Qué mejor lugar para honrar a Manuel Belgrano?”, expresó Villarruel antes del acto, destacando la centralidad del monumento como símbolo nacional. Sin embargo, no fue oradora en el evento por “cuestiones de protocolo”.

El intendente de Rosario, Pablo Javkin, también cuestionó con firmeza la ausencia presidencial: “El 20 de junio es y debe ser en Rosario. Capital tiene muchos actos, pero este es nuestro”.

En su discurso recordó que Belgrano desafió los poderes centrales, y comparó ese gesto con la falta de compromiso actual: “Jamás Belgrano hubiera abandonado a su gente en medio de una batalla”.